Procedo de una comarca al este de León rayando con Palencia y no muy lejos de Cantabria. Puede decirse que esa inmensa llanura llamada Tierra de Campos, tierra de cereal y de palomares hoy abandonados, se diluye en estos parajes para dejar paso a amplios valles que se aprietan lentamente unos contra otros. En las cimas de estos valles crecen robles, majuelos y endrinos, y por sus suaves laderas discurren alegres regueros hacia generosos ríos. Huertas y cultivos de regadío toman protagonismo a medida que se avanza hacia el norte, transformándose el color dorado de los campos de cereal en tonos verdes y ocres de las alfalfas y los maizales. Más allá, lejos aún, las estribaciones de la Cordillera Cantábrica ofrecen a la vista una barrera que parece infranqueable.
El regadío en estas tierras ha estado ligado a los cultivos forrajeros para alimentación del ganado y a las huertas para el autoconsumo de sus habitantes; alguno de ellos presume incluso de ser descendiente de los antiguos Vacceos. Aquí abunda el agua, superficial y subterránea, y, como ha ocurrido en otros lugares, la modernización llegó hace años, dejando como testigo de otra época algún que otro tramo de acequia ahora olvidado entre las zarzamoras.
El regadío aporta un valor que va más allá del estrictamente económico. En esta entrada no voy a dar cifras. Es suficiente la palabra para expresar lo que deseo transmitir. Algunos datos en cualquier caso ya los di. Puedes revisar el post: “5 casillas sobre agua y regadío…”. El regadío ofrece unos beneficios que es necesario divulgar a la sociedad, para que sean suficientemente conocidos. Puede resumirse en los siguientes puntos.
Fija la población en el territorio. El regadío evita el abandono de las tierras y el despoblamiento de las zonas rurales contrarrestando por otro lado el aumento de la población en zonas industriales o de servicios mucho más pobladas.
Reduce la erosión. La capa vegetal que genera los campos puestos en regadío evita el avance de la desertificación, ya que retiene las partículas del suelo. El aumento del contenido en materia orgánica y el sistema radical de las plantas fijan la estructura del terreno evitando su desmoronamiento. El regadío además transforma el paisaje convirtiéndolo en un elemento paisajístico más.
Aporta oxígeno. Las plantas emiten grandes cantidades de oxígeno a la atmósfera gracias a su función clorofílica. La actividad fotosintética de las plantas puestas en regadío se incrementa por lo que también lo hace el aporte de oxígeno a la atmósfera.
Consume dióxido de carbono. Ligado al punto anterior, la función clorofílica de las plantas consume una gran cantidad de CO2, lo que se traduce en un eficaz aliado contra el pernicioso efecto invernadero.
Abastece a la población. El regadío es un sector estratégico ya que su producción es una garantía de abastecimiento mínimo de alimentos a la población. Incluso en países muy desarrollados sigue siendo un sector estratégico. Además la previsión de aumento de la población mundial hace que el regadío cobre una especial importancia en la producción de alimentos.
Crea diversidad de cultivos y aumenta la productividad. La diversidad de los cultivos resulta mucho más elevada en áreas de regadío que en zonas no regadas. La productividad es mucho mayor en zonas puestas en regadío que en secano. Asimismo el valor económico de las tierras puestas en regadío se incrementa notablemente.
Dinamiza la economía. Hay muchos colectivos y sectores que se benefician del proceso dinamizador en las zonas puestas en regadío, tales como jornaleros, técnicos, industrias agroalimentarias, transporte, empresas de riego, empresas de servicios, maquinaria, fertilizantes, fitosanitarios, embalajes, etc. Por tanto no es el PIB un dato que cuantifique significativamente la importancia del regadío en la actividad económica de un país. Si realmente se contabilizase todo el beneficio indirecto que proporciona el regadío, el peso en la economía sería mucho mayor.
Produce cultivos para la obtención de biocombustibles. De los cereales se obtiene etanol y de las semillas de plantas oleaginosas y de los aceites vegetales se obtiene biodiesel. En la Unión Europea existe un objetivo de utilización de energías renovables. En concreto este objetivo se centra en el transporte, con la finalidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producido por el uso de combustibles fósiles. Los cultivos que se utilizan para producir los biocombustibles que proporcionan energía limpia son cultivos no alimentarios y su superficie aumenta para alcanzar la cifra objetivo propuesta.
No debemos por tanto centrar el regadío en la problemática del gasto de agua, ya que objetivamente es mucho más que un consumidor de este recurso. Por eso debo finalmente destacar que invertir en regadío produce un retorno social muy importante de la inversión, pues tanto colectivos de trabajadores como el medio ambiente son beneficiados por esta actividad según ha sido expuesto.
La fotografía que abre este artículo es el Calendario Agrícola de la Colegiata de San Isidoro, en León, España.
Abajo tienes una infografía con el resumen de los puntos anteriores.
¡Feliz día de San Isidro Labrador!
